El mono ambicioso

Llegó el mono con el tigre y le dijo: “Cédeme tus garras, para que pueda atacar con su filo en las alturas y ser invencible” 

El tigre sin dudar aceptó y le dio sus garras al mono, pero el mono no imaginaba que las mismas garras cortarían las ramas en las que se balanceaba. Y el mono ya no podía balancearse entre los árboles y cayó.

Después el mono se encontró con la Jirafa y le dijo: “Dame tu cuello, para que pueda alcanzar lo alto y comer los plátanos que están arriba en los árboles”. 

Al ver la insistencia del mono, la jirafa aceptó, pero cuando el mono estiró su cuello no podía sostener su peso así que su cabeza cayó de lado hacia el suelo.

Finalmente el mono ya un poco desesperado, vio a un ave pasar y le dijo: “Cédeme tus alas para poder elevarme y alcanzar los frutos de los árboles.” 

Y el ave le dijo al mono: “De nada te servirían mis alas, terco mono, mejor te cedo mi pico así al menos podrás comer los gusanos de la tierra”

Pero el mono rejego le dijo: “No me gustan los gusanos”. Así que el águila al ver la insistencia del mono le cedió sus alas, pero debido a su peso no pudo más que dar vueltas en círculos.

Finalmente el mono derrotado y deprimido, le habló al cielo y le dijo: “Oh querido cielo, yo sé que a tus ojos y a los de otros parezco ambicioso, pero lo único que trataba de hacer era intentar cosas nuevas. Si me concedes regresar a mi forma original, esta vez te prometo que seré un mejor mono”.   

Y el cielo le sonrió al mono y le permitió volver a su forma original. Y el mono siguió intentando cosas nuevas, pues esa era su verdadera naturaleza.